México nunca será parte del BRICS… ¿Por qué Brasil si?

Introducción

Cuando hablamos de potencias latinoamericanas, dos países siempre aparecen en la conversación: México y Brasil. Ambos son gigantes no solo en población y territorio, sino también en el volumen y la diversidad de su comercio exterior. Sin embargo, sus caminos en la economía global no podrían ser más distintos y únicos. Mientras México mantiene una relación estrecha y casi inseparable con el norte, especialmente con Estados Unidos, Brasil se posiciona con la ambición y la visión de ser parte del Sur Global, impulsando su influencia a través del BRICS.

México: Potencia emergente, pero dependiente de EE.UU.

En 2024, México exportó más de 600 mil millones de dólares al mundo. La cifra es impresionante… hasta que vemos el detalle: 505 mil millones (más del 80%) fueron a Estados Unidos.

El comercio bilateral entre ambos países alcanzó los 840 mil millones de dólares, casi la mitad del PIB mexicano. A eso se suman dos factores claves:

  • El T-MEC, que asegura la integración económica.

  • Las remesas, que en 2024 volvieron a ser un salvavidas para millones de hogares mexicanos.

México también se beneficia del fenómeno del nearshoring: fábricas que se instalan en su territorio para abastecer directamente al mercado norteamericano. Esto fortalece su economía, pero también refuerza su dependencia de Washington.

Por eso, aunque algunos imaginan a México dentro del BRICS, la realidad es otra: cualquier movimiento en esa dirección sería leído como una traición por parte de Estados Unidos, con costos económicos, políticos y sociales demasiado altos.

Brasil: Diversificación y liderazgo del Sur Global

Brasil eligió un camino distinto. Su economía, cercana a los 1.9 billones de dólares, se apoya en recursos estratégicosque el mundo entero demanda: soja, mineral de hierro, petróleo, pulpa de papel, carne y café, entre otros.

En 2024, Brasil exportó 343 mil millones de dólares, con un superávit de 93 mil millones. Pero lo más importante no es cuánto, sino a quién:

  • Un tercio de sus exportaciones fueron a China.

  • Apenas un 11% a Estados Unidos.

  • Y más de 100 mil millones de dólares al bloque BRICS.

Esa diversificación le otorga a Brasil una autonomía estratégica que México no tiene.

En diplomacia, Brasil también juega un rol distinto. Busca ser líder del Sur Global, reclama un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, impulsa el Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS y aprovecha cada foro internacional para mostrarse como potencia independiente.

El BRICS le ofrece exactamente eso: una plataforma para proyectar su voz como contrapeso al G7.

Dos caminos, un mismo continente

La diferencia es clara:

  • México apostó por la integración profunda con Estados Unidos: estabilidad, manufactura e inversión.

  • Brasil eligió la multipolaridad: recursos estratégicos, autonomía y liderazgo regional.

Dos modelos distintos de inserción en la economía global.

Dos caminos que dividen a América Latina en su relación con el mundo.

Conclusión

La conclusión es inevitable:

  • México nunca será parte del BRICS, porque su destino está amarrado a Norteamérica.

  • Brasil sí lo es, porque apuesta a liderar el Sur Global.

Dos gigantes latinoamericanos, dos visiones opuestas… y un mismo continente atrapado en el juego de poder entre Occidente y el nuevo orden multipolar.

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