El Euro desafía al dólar como moneda global
Introducción
En un mundo donde las certezas económicas parecen derrumbarse, el euro ha comenzado a levantar la mano. Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, lanzó una frase que muchos pasaron por alto, pero que resume una ambición profunda:
“Esta es la oportunidad del euro para convertirse en una moneda verdaderamente global.”
No es casualidad. El euro ha ganado fuerza en 2025, subiendo más de un 10% frente a las principales divisas. Mientras el dólar enfrenta dudas crecientes por la deuda estadounidense, la fragmentación política y el uso recurrente de sanciones como arma financiera, Europa ve una ventana de oportunidad.
Pero ¿puede realmente el euro reemplazar al dólar como la moneda de reserva global? La respuesta corta es: no todavía. Y la larga… depende de lo que Europa haga ahora.
El declive silencioso del dólar
Por décadas, el dólar ha sido el pilar del sistema financiero global. Representa el 58% de las reservas internacionales y domina el comercio global, los mercados financieros y las decisiones políticas. Pero hoy, ese liderazgo está bajo presión:
Sanciones financieras masivas, como las aplicadas a Rusia, han llevado a muchos países a diversificar sus reservas.
La deuda de EE.UU. supera el 124% del PIB, generando temores sobre sostenibilidad fiscal.
Tensiones geopolíticas y uso del dólar como arma han hecho que actores globales exploren alternativas: yuan, oro, criptomonedas… y el euro.
El euro: segundo lugar, pero con ambición
Actualmente, el euro representa el 20% de las reservas internacionales y se utiliza como moneda de facturación en el 40% del comercio europeo. Su potencial está ahí. Pero, como advierte Lagarde, “el protagonismo no se hereda, se construye”.
Y para eso, Europa debe superar tres grandes desafíos.
1. Geopolítica: el poder duro que Europa aún no tiene
El euro solo podrá ser global si Europa puede garantizar seguridad, alianzas y estabilidad internacional.
Hoy, la Unión Europea es fuerte en comercio, pero débil en defensa.
👉 Ejemplo real: en la guerra de Ucrania, Europa ha dependido de EE.UU. para apoyo militar, inteligencia e incluso suministro energético. Esa dependencia mina la credibilidad geopolítica necesaria para respaldar una moneda global.
2. Mercado de capitales: fuerte economía, débil integración
Una moneda internacional requiere tres cosas:
Crecimiento sólido
Mercados financieros profundos
Abundancia de activos seguros
Europa tiene una buena base fiscal (deuda promedio del 89% del PIB), pero su mercado de capitales está fragmentado. No existe un equivalente europeo al bono del Tesoro estadounidense.
Dato concreto: los bonos soberanos con calificación AA o superior representan menos del 50% del PIB en la UE, frente a más del 100% en EE.UU.
Sin activos seguros en cantidad suficiente, el euro no puede convertirse en el nuevo refugio del mundo.
3. Instituciones: demasiado veto, poca velocidad
Europa cuenta con instituciones estables y un Banco Central fuerte, pero su modelo de gobernanza frena decisiones clave.
Ejemplo reciente: basta con que un solo país de los 27 bloquee una decisión estratégica para que toda la Unión se paralice.
Lagarde fue clara:
“Un solo veto no puede seguir frenando el destino de otros 26 países.”
Para avanzar, Europa necesita más decisiones por mayoría calificada y menos parálisis institucional.
Conclusión
¿Un futuro con liderazgo europeo?
La historia nos recuerda que ningún imperio monetario es eterno. La libra esterlina dominó durante el siglo XIX… hasta que dejó de hacerlo. El dólar llegó para quedarse, pero su hegemonía ya no es incuestionable.
El euro tiene el potencial para ocupar ese lugar. Pero para lograrlo, Europa necesita actuar como una verdadera unión política, económica y financiera.
La batalla por el futuro del sistema monetario global ya comenzó. Y aunque el euro no ha ganado todavía… al menos ya entró al ring.