China desafía al dólar con su propia red global de pagos
Introducción
Mientras las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China continúan dominando los titulares, hay una batalla silenciosa que podría cambiar el equilibrio financiero global: el control del sistema de pagos internacionales.
Desde hace décadas, el sistema SWIFT, con sede en Bélgica, ha sido la columna vertebral de las transacciones globales entre bancos. Aunque SWIFT no mueve dinero directamente, es quien transmite las instrucciones necesarias para que el dinero viaje entre países. Y aunque es una red “neutral”, su infraestructura ha sido utilizada como herramienta política. La exclusión de bancos rusos tras la invasión a Ucrania en 2022 lo demostró con claridad.
El contraataque de China: CIPS y el yuan digital
Frente a ese escenario, China ha decidido tomar otro camino. Desde 2015 ha venido desarrollando su propio sistema alternativo, llamado CIPS (Cross-Border Interbank Payment System). A diferencia de SWIFT, CIPS sí moviliza fondos directamente y utiliza el yuan como moneda base.
El sistema no ha dejado de crecer. Solo en 2024, movilizó el equivalente a 24,4 billones de dólares, con un aumento de participación del 43% respecto al año anterior. Y recientemente, seis nuevos bancos de África, Asia Central y Medio Oriente se unieron como participantes directos. ¿El mensaje? El yuan empieza a viajar más lejos que nunca.
Más allá del comercio: el e-CNY y mBridge
Pero el avance chino no termina ahí. El Banco Popular de China también impulsa su propia moneda digital, el e-CNY, como parte de una estrategia para dominar los pagos digitales globales. Mientras otras economías aún debaten sobre la emisión de monedas digitales de banco central (CBDC), China ya las prueba en ciudades clave y en Hong Kong.
Uno de los proyectos más ambiciosos en esta línea se llama mBridge, una plataforma que conecta los bancos centrales de China, Hong Kong, Tailandia, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes. ¿Su objetivo? Facilitar transacciones internacionales sin depender del dólar.
¿Y América Latina?
Aunque este movimiento parece lejano, sus implicancias podrían llegar pronto a América Latina. Muchos países de la región comercian activamente con China, y en un contexto de volatilidad del dólar, no sería impensado que empresas o bancos locales exploren estas alternativas en el futuro cercano.
Un sistema de pagos internacional sin depender del dólar podría reducir costos de transacción, minimizar riesgos cambiarios y dar a los países más autonomía financiera. Pero también plantea dudas sobre soberanía monetaria, privacidad y alineamientos geopolíticos.
¿Un mundo multipolar… también en las finanzas?
La geopolítica ya es multipolar. Y cada vez más, el sistema financiero también. China no solo quiere vender más al mundo. Quiere que el mundo le pague en su moneda. Y está construyendo la infraestructura necesaria para lograrlo.
Conclusión
No estamos ante el fin inmediato del dólar, pero sí ante el inicio de una competencia seria por el control de los flujos financieros globales. Una competencia que podría transformar la forma en que los países —y tú mismo— hacen negocios en el futuro.